Correr más rápido y durante más tiempo, saltar más lejos y más alto, empujar y traccionar más fuerte… Todo esto y conseguir reducir la probabilidad de lesión al mínimo marcarán la diferencia a la hora de conseguir los resultados previstos durante la competición.
Cuando hablamos de rendimiento los detalles cobran mucha más importancia si cabe. La calidad del movimiento dentro de las limitaciones que tendrá cada deportista es innegociable y no puede pasarse por alto.
Por nuestras manos han pasado deportistas de diferentes niveles y en todos los casos la idea siempre ha sido la misma: adaptarnos a su deporte y entorno. Nunca habrá dos deportistas iguales, aunque su deporte y posición lo sean, aunque su estatura y peso lo sean. Adaptarnos al deportista para que alcance su máximo potencial y trabajar en su puntos menos fuertes para que no se lesione serán la clave de este proceso de individualización.

